La obra de Carlos Aguirre está compuesta por un universo material de las más diversas procedencias. Los papeles, cajas, metales, ramas o alambres que integran sus pinturas y esculturas, junto con otros elementos de mayor legitimación artística, responden a un particular modo de coleccionismo, estimulado por la belleza de lo simple. Esta práctica incesante se despliega entre el hallazgo, el atesoramiento y el reordenamiento, una acción que da cierre a este ciclo vital al consumar el destino de las piezas en un orden compositivo de cualidad moderna. Dominados por una energía creativa y lúdica, los materiales participantes del mundo de lo útil, capaces de reconstruir con sus historias la biografía del artista, abandonaron su función inicial y se constituyeron como forma y color en un nuevo orden plástico que realza el carácter único del objeto y de su tiempo, y descubre su belleza atemporal.
(Cédula producida para acompañar la obra en la exposición Adentro no hay más que una morada. 34 artistas argentinos, septiembre 2021.)