Artista
Alberto Greco
Buenos Aires (Argentina), 1931 - Barcelona (España), 1965
Título
Sin título o Pintura hombre
Fecha de creación
1960
Materiales y técnicas
Óleo y esmalte industrial sobre tela
Dimensiones
170 x 120 cm
Linea de Crédito
Colección Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Adquisición, 1960
Número de inventario
P 39
Textos
Entre fines de los años cincuenta y principios de los sesenta, Alberto Greco fue un artista faro del pasaje entre el arte moderno y el contemporáneo. Primero descolló con obras informalistas, pero pronto daría el salto hacia el arte de acción con sus denominados “vivo dito”. Sin embargo, sus pinturas siempre habían tenido una dimensión performática. Como relata Jorge López Anaya, su correligionario informalista y, más tarde, historiador del arte: Greco “sacaba el cuadro a la intemperie en un balcón, para que la noche, el viento, el hollín de la ciudad y la lluvia fueran cargándolo con su fuerza. En ocasiones, además de recurrir a ese procedimiento, orinaba sobre sus cuadros”. Estas pinturas de Alberto Greco dialogan con una escena de Crónica de un niño solo, la película del gran director argentino Leonardo Favio de 1965, seleccionada por Joaquín Aras para la exposición, en la que el joven protagonista orina sobre un montículo de chapas y desechos en un espacio suburbano.
(Cédula producida para acompañar a la obra en la exposición Juguetes rabiosos, agosto de 2023)
Entre fines de los años cincuenta y principios de los sesenta, Alberto Greco fue un artista faro del pasaje entre el arte moderno y el contemporáneo. Primero descolló con obras informalistas, pero pronto daría el salto hacia el arte de acción, con sus denominados vivo dito: una acción en la que, a través de los actos de señalar, encerrar con un círculo de tiza o firmar, el artista “convertía” objetos, personas o situaciones de la vida cotidiana en obras de arte efímeras y espontáneas. Sin embargo, sus pinturas siempre habían tenido una dimensión performática. Como relata Jorge López Anaya, su correligionario informalista y, más tarde, historiador del arte: “[Greco] sacaba el cuadro a la intemperie en un balcón, para que la noche, el viento, el hollín de la ciudad y la lluvia fueran cargándolo con su fuerza. En ocasiones, además de recurrir a ese procedimiento, orinaba sobre sus cuadros”.
Between the late 1950s and early 1960s, the artist Alberto Greco was a figure who guided the transition from modern to contemporary art. He first gained attention with his Informalist works, but soon made the leap into action art with his so-called “vivo dito”, in which he would select his subject and single it out by drawing a line of chalk around it or signing it. He would thus “transform” objects, people or situations from daily life into ephemeral and spontaneous works of art. However, his paintings had always been somewhat performative. As Jorge López Anaya, a fellow informalist and later art historian, stated, “[Greco] would take his paintings outside on a balcony so that the night, the wind, the soot of the city and the rain would fill them with their strength. Sometimes, in addition to this process, he urinated on his paintings.”
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