Después de la Segunda Guerra Mundial, han venido celebrándose concursos de grabado por todas partes del mundo. Y desde la década de los 60 los galardonados japoneses han aumentado notablemente. La justa valoración internacional de los grabados japoneses ha sido, indudablemente, un estímulo para el museo del grabado japonés cuyo aprecio solía ser relativamente bajo con respecto al arte pictórico.
Es bien sabido que el Japón posee una larga tradición de grabados de madera, llamados Ukiyoé. Se trata de una expresión original única en el mundo, que salió a la luz en la época de Edo (desde el siglo XVII hasta mediados del XIX) durante la cual Japón mantenía una política de aislamiento nacional. El encanto artístico del Ukiyoé llega a ejercer, a fines del siglo pasado, una profunda influencia en el arte europeo, sobre todo, en la escuela impresionista francesa y el arte del “fin de siècle”. Sin embargo después de dicha época de aislamiento nacional, el desarrollo del grabado japonés, como otros campos del arte, ha venido realizando una diversidad formal notable tanto en su instrumentación como en su expresión, debido al rápido influjo de las nuevas olas artísticas de Europa.
Bajo estas circunstancias, no ha desaparecido la tradición de Ukiyoé, pero como en este arte estaban independizadas las funciones de los dibujantes, grabadores e impresores, se vio comprometida su misma existencia como sistema en l nueva época en la que se daba una importancia capital a la expresión personal en un contexto moderno. Como consecuencia, se ha venido gradualmente de moda el grabado original en el que el autor realiza solo los tres procedimientos arriba mencionados y al mismo tiempo se han venido publicando numerosas revistas monográficas. Estas actividades habían llamado escasamente la atención del público general antes de la Segunda Guerra Mundial, pero tienen un significado enorme como punto de arranque del grabado japonés de postguerra.
Forman parte de esta exposición las obras de Ono Tadashige, Sekino Jun´ichiro, Azechi Umetaro, Hiratsuka Unichi, Saito Kiyoshi, Mori Yoshitoshi los cuales vienen dedicándose desde antes de la Guerra a este grabado original.
Hay otra serie de autores que han heredado la tradición de los anteriormente citados asimilando el Modernismo y que se cotizan muy alto en los concursos internacionales. Son, por ejemplo Fukita Fumiaki, Funasaka Yoshisuke, Kanamori Yoshio, Kinoshita Tomio, Kurosaki Akira, Yoshida Hodaka, etc.
En contraste con el grabado de madera, la litografía y el grabado en cobre han tardado bastante tiempo en llegar a ser valorados artísticamente. Bien es verdad que antes de la Segunda Guerra había escasas obras de verdadero valor, pero en la época posterior podemos contar con numerosos autores que demuestran la posesión de una alta técnica y originalidad. Son por ejemplo, Ozacu Seishi, Kimura Shigeru, Fukazawa Yukio, etc.
Últimamente, además de estas técnicas, con la introducción de la serigrafía (impresión con estarcido de seda) y la fototipia, esto es, el proceso fotomecánico, se ha ampliado más la posibilidad expresiva de la técnica del grabado.
La impresión producida por la densa imagen de la serigrafía está llamando la atención de los pintores de la técnica del óleo al mundo del grabado. Ay-O, Sugai Kumi, Murai Masanari, Toneyama Kojin, entre otros, al mismo tiempo que sus trabajos de pintura al óleo, en el mundo del grabado demuestran su sólido dominio en la expresión abstracta de los colores tradicionales de Japón, obteniendo unos coloridos claros y originales.
Por otra parte, con la divulgación de la técnica de la calcografía en la cual se aplica la técnica de la fototipia, vienen experimentándose los procedimientos expresivos tales como el “collage” y las copias, ya típicos del arte contemporáneo. Como consecuencia, hoy podemos obtener o copiar con gran facilidad unas imágenes miméticas de la realidad, por no decir de las imágenes ya existentes. Así, podemos afirmar que la aparición de una gran diversidad de procedimientos expresivos de grabado es una tendencia que se destaca a partir de los años setentas. Y en cuanto a la nueva capacidad creadora que utiliza estas técnicas, los grabadores japoneses son los más destacados en el plano internacional, siendo las figuras más representativas con repetidos galardones en los concursos internacionales Kimura Kosuke, Noda Tetsuya y Yoshida Katsuro, entre otros.
La expresión por medio del grabado ya no se limita a aquel estrecho género o la simple técnica expresiva, sino que se correlaciona con los temas universales del arte contemporáneo en general.
Podríamos decir que los complejos elementos de las obras de grabado japoneses expuestas aquí no solo demuestran las múltiples expresiones dentro del mundo del grabado, sino que también comunican una importante faceta de la cultura japonesa de hoy como portavoz de las imágenes cotidianas de la sociedad y conciencia estética de nuestro pueblo.
Autor anónimo
Texto del folleto de la exposición Grabado japonés contemporáneo.