exposición

La tradición constructiva en el MAMBA: obras del patrimonio

19 de marzo - 10 de mayo, 1998

La tradición constructiva en el MAMBA
Obras del patrimonio

El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires se propone con esta muestra, ofrecer un panorama de la tradición constructiva mediante obras de su patrimonio. Se ha tratado de establecer un recorrido que facilite la comprensión de las distintas soluciones estéticas que, desde el arte concreto hasta la abstracción sensible, han tenido como común denominador y fundamento los principios estructurales de la geometría.
Tal panorama incluye nombres insoslayables y algunas presencias insólitas, que denuncian incursiones en la abstracción constructiva, de ciertos artistas conocidos por su adhesión a otros movimientos. Algunas ausencias -particularmente del capítulo minimalista- nos permiten relevar las necesidades que presenta la colección del museo y que nos proponemos subsanar.
La abstracción constructiva: innovación, tendencia y tradición
A lo largo de la primera década del siglo XX se manifiestan en el arte moderno una serie de movimientos basados en la abstracción geométrica, que da como resultado obras que, desde diferentes vertientes, manifiestan la necesidad de superar el ilusionismo mimético en favor de la construcción de un lenguaje eminentemente visual, no contaminado por contenidos narrativos.
Esta inquietud origina algunos de los movimientos de vanguardia más extremos. En diversas épocas y creando modalidades variadas, artistas como Mondrian, Kandinsky, Albers, Vantongerloo, Vordembarge Gildevart, Herbin, Delaunay, Max Bill o Vasarely orientan su trabajo en esta dirección, que desde Europa se irradia al resto del mundo. 
En el Río de La Plata, el impacto del Universalismo constructivo de Joaquín Torres García, influye en las experiencias abstractas que comienzan a desarrollarse en torno de la revista Arturo, cuyo único número aparece en Buenos Aires a principios de 1944. Los artistas participantes, separándose de la concepción espiritualista del maestro uruguayo, pronto se alinean en dos agrupaciones bien diferenciadas: la Asociación Arte Concreto - Invención (Tomás Maldonado, Alfredo Hlito, Enio Iommi, Raúl Lozza, etc.), que cultiva una geometría de base proyectual científico racionalista, y el Movimiento Madí (Carmelo Arden Quin, Gyula Kosice, Martín Blaszko, etc.) cuyas obras surgen de una actitud más libre y poética.En 1947 Raúl lozza, radicalizando las propuestas concretas, se separa de la Asociación y crea el Perceptismo.
La concepción de la obra artística como construcción mental del creador, hace de Emilio Pettoruti un antecedente de estos movimientos. Desde 1913 sus experiencias futuristas y cubistas lo llevaron a realizar representaciones abstractas del movimiento y simplificaciones formales de origen analítico racional. En la segunda mitad del siglo retoma la abstracción en sus series de soles ovales, pájaros y farfallas (mariposas).
Pablo Curatella Manes introductor en el arte argentino de la escultura cubista, incursiona en la abstracción a partir de 1941. Artistas como Juan Del Prete y Yente realizan pintura abstracta desde los años 30, abordando el arte geométrico en la siguiente década por medio de versiones peculiares. Vinculado a los artistas concretos, Alberto Heredia elabora sus esculturas geométricas.
Luego de la vanguardia concreta se suceden las expresiones constructivas, que con distintas variantes, jalonan el arte de nuestro país proyectándose hasta fin de siglo. En los años '50, en agrupaciones como Artistas Modernos de la Argentina (Maldonado, Hlito, Iommi, Girola, Grilo, Fernández Muro, etc.), la Asociación Arte Nuevo (Blaszko, Manuel Álvarez, Marta Boto, Gregorio Vardánega, Virgilio Villalba, etc.) o Veinte pintores y escultores, comienza a aparecer una abstracción que, en algunos casos, atenúa los rigores del concretismo. Dentro de esta modalidad se inscriben las pinturas de futuros cinéticos como Hugo Demarco y Julio Le Parc.
En la década del '60 se retoman planteos estrictamente geométricos al servicio de nuevas preocupaciones derivadas de los discursos científicos y técnicos. Así surgen el Arte Óptico (Ary Brizzi, María Martorell, Rogelio Polesello, Carlos Silva, Eduardo Mac Entyre, Miguel Ángel Vidal, Manuel Espinosa, etc.) y el Arte Cinético (Julio Le Parc, Luis Tomasello, Marta Boto, Gregorio Vardánega, etc.) que centran sus investigaciones en los modos de percepción, procurando una participación activa del espectador, a través de sus facultades visuales y motrices. Se introducen en las obras toda una serie de recursos para aumentar los estímulos, ampliando el espectro de materiales y técnicas, incorporando el acrílico, el acero inoxidable, el aluminio, luces y motores eléctricos, productos todos del moderno desarrollo tecnológico industrial. Experiencias que emplearon el movimiento o materiales nuevos habían sido elaborados por artistas del movimiento Madí como Kosice, a las que adhirieron posteriormente otros miembros del grupo como Eduardo Sabelli y Osvaldo Stim.
En la segunda mitad de la década surge otra derivación de los planteos constructivos. El extremo despojamiento de objetos e instalaciones da lugar en nuestro medio a las Estructuras primarias, cuyo minimalismo pronto desemboca en el arte conceptual.
Paralelamente muchos artistas argentinos desarrollan su obra o continúan sus experiencias concretas en forma independiente. Se sirven de la geometría como una actitud estética con la que recrear diversas inquietudes particulares (Víctor Magariños D., Juan Mele, María Juana Heras Velasco, Ricardo Laham, Ramón Baudés Gorlero, Germaine Derbecq, Eduardo Jonquières, etc.). También es posible verificar el paso temporario por esta tendencia de otros plásticos que en su momento militaron en movimientos estéticos opuestos, como el informalismo (Kenneth Kemble, Aldo Paparella, Noemí Di Benedetto).
Durante las siguientes décadas, y en contestación a las propuestas conceptuales, aparece la necesidad de recuperar el placer de la pintura. En este contexto las vertientes constructivas reinstalan el valor del oficio y de lo decorativo. Esta corriente denominada Abstracción sensible (Gabriel Messil, Vidal, Alejandro Puente, Enrique Torroja, Mercedes Esteves, etc.), cuyas exposiciones se concentran a principios de los años 80, se aparta de los rigores de la planimetría geométrica rescatando efectos ilusionistas y calidades texturales, manteniéndose dentro de un esquema estructural.
Las obras y los artistas seleccionados no pretenden agotar los modos de manifestarse de la corriente constructiva sino poner a consideración del público algunos ejemplos significativos. El objetivo de la exposición es facilitar un acercamiento a esta tendencia y a su importancia para la historia del arte moderno, comprendiendo la renovación lingüística que implicó y su pervivencia como tradición, presente a través de la recreación de sus principios formales, en numerosas manifestaciones del arte de este fin de siglo.

Adriana Lauría

Texto del folleto de la exposición La tradición constructiva en el MAMBA: obras del patrimonio.
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