exhibition

Pinturas de Luis Fernández Arroyo

09 de octubre - 27 de octubre, 1991

La espiritualidad de la materia

Desde que en 1989 conocí la serie de "horizontes" de Luis Fernández Arroyo su propuesta me interesó. Trataba el artista al paisaje como una metáfora que en su mínima figuración lo recreaba y al mismo tiempo lo volvía más insinuante. Insinuante e inspirador. Las pinturas tienen que darnos algo más que lo que la visión capta. Eso me pasó con las de Fernández Arroyo: me hicieron apreciar aspectos del paisaje que solemos pasar por alto. 
En este pintor paulatinamente el despojamiento ha ido creciendo. Necesita ya de muy poco, casi diría que sólo a fuerza de color manifiesta el paisaje. A fuerza de un cromatismo puntillista llega a nuevos "horizontes" cada vez más complejos por la espiritualidad que entrañan. Pinta ahora Fernández Arroyo lo que "piensa" del natural. Lo que cree comprender, lo que quizás sospeche. Y se ha vuelto así más convincente porque ha profundizado no sólo plásticamente. Sin embargo, no le ha pasado lo que a otros colegas suyos; él no ha perdido el sentido de la pintura, consigue no intelectualizar y quedarse en el límite justo de sentimiento y creación amalgamados que son imperativos del arte.
Es por este motivo que merece esta exposición del Museo de Arte Moderno, es por este motivo que escribo sobre él lo que pienso: que es un hombre que se busca por medio de la plástica, pacientemente, concienzudamente. El resultado son cuadros cada vez más audaces en cuanto a composición. Telas en las que cielo y tierra se enfrentan, como si se reprocharan algo. Entre el aire y lo concreto, el horizonte. Ese hilo tendido de un lado al otro de nuestros ojos que nos envuelve, inabarcable. 
A veces cuando viajo en avión, mirando por la ventanilla esa sutil curvatura de la tierra he pensado en Luis Fernández Arroyo, en la modestia con que concibe el paisaje que nos ha sido concedido, una modestia que le permite un acercamiento de raíz mística al paraíso de ese campo cada vez más lejano de nuestras mentes y de nuestras manos.

Albino Dieguez Videla 
De la Asociación Argentina e
Internacional de Críticos de Arte


Los "HORIZONTES" de mi país
por Luis Fernández Arroyo

Mi pintura ha ido cambiando a través de los años, como yo mismo habré cambiado. Al principio el tema era mi ciudad natal, Buenos Aires, con sus calles empedradas y sus antiguas casonas: una arquitectura que ahora comienza a despertar interés. Luego fueron los cafés con sus mesas gastadas y los billares con sus transnochados billaristas. Mis viajes por el mundo tuvieron como resultado otras visiones: antiguas aldeas europeas, canales venecianos o playas tropicales; todos ellos se plasmaron en cuadros, siempre coloridos, siempre sensibles. 
El paisaje nunca había estado ausente: por el contrario, son incontables las horas que habré pasado entre la naturaleza, pintando con el fervor que dan el viento y el sol en la cara. Pero en esos cuadros, en realidad no estaba presente mi país. Casi podría decir que eran paisajes "universales". Hasta que un día aparecieron los "HORIZONTES". Y por primera vez sentí que pintaba a mi tierra o por lo menos lo que es considerado el símbolo, la síntesis de la Argentina: la pampa. Un paisaje casi único, donde la llanura es infinita y el cielo se une con el campo, de tal manera que el horizonte, aquella indefinible línea, parece ser el fin, el precipicio absoluto, el lugar donde la tierra acaba.
Entonces, estando allí, si uno gira la cabeza en derredor, se siente el eje de ese mundo. La soledad absoluta de esa planeidad, donde durante horas puede no vislumbrarse ni hombre ni animal, me ha brindado sin embargo la magia de sus cielos que nunca son estáticos. Esos cielos toman entonces una importancia enorme para el hombre, que es tan silencioso y reconcentrado como la tierra que lo rodea. Ella pareciera tragárselo, pero en realidad le abre sus entrañas, se le entrega.
La pampa, sus pastizales y sus interminables alambrados, atmósfera de soledad, a veces apacibles, a veces inquietantes. Ese es el paisaje que intuyo más que conozco y que desde hace años quiero desentrañar y revelar a los demás. 
Con ese paisaje tenía una deuda... y la estoy pintando.

Textos del catálogo de la exposición Pinturas de Luis Fernández Arroyo.
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