Eduardo Serón presentó por primera vez en 1954 una serie de pinturas realizadas estrictamente con líneas rectas y planos de color neto. A partir de allí su vínculo con el arte concreto se mantuvo en toda su obra y lo llevó a dialogar con artistas de la ciudad de Buenos Aires como Tomás Maldonado y Alfredo Hlito. Este vínculo asentó su posicionamiento estético y lo confrontó con las corrientes artísticas que por esa época dominaban la ciudad de Rosario. La obra Serenidad forma parte de la transición entre sus composiciones ortogonales y la incorporación de curvas matemáticas. Lo que aparentan ser líneas curvas orgánicas, en verdad responde a una investigación geométrica que parte de una rigurosa construcción de parábolas.
(Cédula producida para acompañar a la obra en la exposición Vida abstracta, abril 2022.)