exposición

Fotografía francesa actual

1 de febrero - 4 de marzo, 1979

EL EQUINOCCIO

Después de una estadía de un mes en los Estados Unidos de América, he podido darme cuenta hasta qué punto el gran sueño fotográfico desemboca la mayoría de las veces en el aburrimiento y en la burocracia. Desde hace décadas, la fotografía se encuentra encuadrada por un arsenal pedagógico que ha permitido la eclosión de un mercado artístico en el mundo. Ya se trate de le Universidad de UCLA, del Visual Studio Workshop de Rochester, del Art Institute de San Francisco, los estudiantes disponen del ocio necesario para vivir la experiencia práctica del lenguaje fotográfico y profundizar una técnica, con el objeto de acomodarle a las exigencias de su imaginación. Nadie se quejaría de tal estado de cosas, si no terminara finalmente por desembocar en un mundo cerrado. Los profesores enseñan a los estudiantes, y los estudiantes, convertidos mañana en profesores, enseñarán a otros estudiantes. Cada cual parece aceptar un cometido, una función que le permitirá incorporarse mejor al proceso económico del país con una fatalidad inquebrantable. ¿Quedará reducido el acto fotográfico a una fase cualquiera del consumo, ausentes de él la vida y la lucha?
La situación de la fotografía en Francia es hoy un poco le imagen de le situación política, y ello resulta normal puesto que se sabe que vida y creación se confunden. En el gran democrático, la mayoría de los franceses votan por el centro izquierda. Desean cambios, enuncian ideas progresistas y les aterra la idea de saltar a lo desconocido. Los otros, los excluidos de todo tipo, sólo se ocupan de ellos mismos y no tienen otra alternativa que el militantismo o la desorientación individual. De tal flujo y reflujo es testigo la fotografía en el campo de la acción cultural puesto que, de los medios de comunicación tecnológicos, es el único que permite la iniciativa y el compromiso individual y colectivo, contrariamente a la Televisión y a la Hi-Fi que llevan a la pasividad y a la nivelación de las mentalidades.
Esta exposición reúne a personalidades diversas que tienen una pasión común: la fotografía. Algunos, los menos, son profesionales y bien que mal viven de la producción de sus imágenes; otros esperan dejar un día su empleo para consagrarse enteramente a la fotografía; otros son estudiantes, y otros siguen sacando más fotos aun además de las profesionales. Ninguno parece estar satisfecho con la suerte que les ha tocado. Se formulan multipletes preguntas sobre su práctica, sus objetivos, sus funciones, el papel que deben representar en la sociedad. Verifican cada vez más el corte entre la cultura y la vida, desean establecer nuevas relaciones con el resto, se interesan por difundir sus imágenes en ámbitos no especializados, y quieren romper al aislamiento en el cual tratan de aprisionarlos los modelos envejecidos del mercado de arte.
Esta fotografía de 1978 me parece en plena evolución, y aun cuando difieren las formas de fotografiar y los temas, prontamente no damos cuenta de que une el conjunto un hilo conductor. Hay una simplicidad muy grande, un despojamiento en la mayoría de las imágenes, carentes de todo efecto técnico gratuito. Cada cual parece estar obsesionado por una idea o se arroja de lleno al tema que fotografía. Muchas fotos aisladas, pero un conjunto, una marcha que se elabora sobre diversas imágenes, siendo una complementaria de la otra, aunque no se trate, para hablar con propiedad, de secuencias. Se interroga la realidad, se escruta le veracidad de la imagen fotográfica, y el reportaje se convierte a menudo en un reportaje interior. En esas fotos, sin duda, hay influencias (Robert Franck, Cartier-Bresson, Kertész, Duane Michals, Ugo Mulas) a menudo inconscientes pero que cada uno revive y modela a su manera, pues ellas son las etapas de nuestra época y no habría forma de barrerlas. Las mujeres han comprendido muy bien que la fotografía les permitirle expresarse rápidamente, mostrando así una sensibilidad diversa que la urgencia social reclama.
Gracias a esta exposición que va a recorrer el mundo, y que será enfrentada por mentalidades y preocupaciones distintas, una parte importante y sumergida de las vivencias de varios individuos surgirá del oscurantismo para darse a otros. Esto no debería hacer olvidar que, más allá de las exposiciones y de las publicaciones, para un gran número de personas, la fotografía es una acción cotidiana, una tentativa que, al rechazar las ideologías envejecidas trata de elaborar nuevas modalidades de comunicación y de intercambios reales con el medio que nos rodea.
Al comprobar que el Arte Moderno atraviesa en la actualidad una crisis profunda y saludable, que el concepto de arte se cuestiona, que en todas partes los creadores tientan aproximar la creación y la vida, deseo ardientemente que el mercantilismo de las galerías y los honores de las instituciones no encierren la fotografía en las reglas derivadas del juego del Arte.
La fotografía actual 1978 debe ser un estímulo y una gran fiesta para todos los apasionados de las imágenes.


Claude Nori
1978


Texto traducido del catálogo Photographie Actuelle en France, 1978, que acompañó a la exposición realizada por la Dirección General de Relaciones Culturales, Científicas y Técnicas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia.
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