PINTORES DE LA GENERACIÓN DEL 70
Resulta difícil abarcar con una sola mirada, y reducir a un denominador común, un conjunto tan vasto de obras que reflejen los variados enfoques pictóricos preferidos por una generación. La pluralidad de miras queda apenas unificada por la destreza del oficio, tan usual en nuestros artistas. Los aquí reunidos tenían alrededor de 30 años hacia 1970. El akmé generacional los iluminaba en diversos grados de desarrollo y en indiscutibles deseos de pintar. Orillando el riesgo de que se los considerase fuera de moda, pintaron y pintaron. Hoy entran cómodos en la madurez, en el pasado los tanteos y en lo futuro la convicción sólidamente arraigada de que algo queda por decir, aun utilizando medios tradicionales.
Cuando Mildred Burton, Diana Dowek y Elsa Soibelman me propusieron la muestra, lo hicieron guiadas por un cálido sentido de grupo. Les importaba reunirse para dar cuenta de los avances, para testimoniar su meditada dedicación a la pintura, que prefirieron a cualquier otro género plástico en la década del 70. A los nombres propuestos hubo que sumar otros, en forma tal de proporcionar un panorama más justiciero. Todos ellos, con clara conciencia de los serios ataques a la validez de la pintura como medio de representación, y más aún, de la necesidad de salvaguardar la "potencia de imagen", se resistieron a la aparente pérdida de ese poder. Por el contrario, los cuestionamientos obraron como eficaz revulsivo para restaurar una salud decaída y propender a su revitalización.
En su comunidad de intereses , actualmente estos pintores no niegan el pasado pero se esfuerzan por palpar el presente. Tampoco se inclinan por las teorías ni por los manifiestos mesiánicos, pero la preocupación semántica los alimenta como nutricia savia, por encima, de preceptos y modas. Tal firmeza de actitud permiten que marchen estrechamente unidos el "decir" y el "cómo se dice", y que el resultado se concrete en obras nítidas.
Ver, decir, mostrar parece constituir la pauta primordial, y de ella echan mano sabiamente quienes tuvieron que formarse en momentos de acidia y de inestabilidad. Salvadas las censuras, nombres más, nombres menos, los encontramos unidos por la común empresa de haber enfrentado la aceptación o el rechazo con la mirada siempre puesta más allá: en los procesos de transformación que rigen los destinos secretos del hombre en la Tierra.
GUILLERMO WHITELOW
Director Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
Noviembre de 1980
Texto del folleto de la exposición Cuarenta pintores de la década del 70