Cuando Francisca Ramos de los Reyes habla de su pintura se inclina, para definirla, a calificarla de expresionismo mágico. No es posible considerar descaminada la fórmula. Hay en su pintura una intensidad comunicativa, una fuerza de raíces espirituales resuelta en una plástica nerviosa, pero pictóricamente sedimentada, que la vincula a ciertas esencias fundamentales del expresionismo. Los mundos que crea, por otra parte, con tal espíritu y tal plástica, son mundos cuyos climas nos remontan a esos ámbitos de sugestión en que la naturaleza asume los perfiles alucinantes de lo mágico; el celeste mundo de las galaxias y los conglomerados estelares, el maravillosa mundo de los líquenes y las oxidaciones rupestres. El arte de nuestros días elude la representación primaria, elemental y externa de las cosas; pero no se priva de sumergirse, en procura de la expresión del espíritu de nuestro tiempo, en las atmósferas -si se me perdona la incongruencia semántica- de lo infinitamente grande y de lo infinitamente pequeño. No pocas de estas hermosas pinturas de Francisca de los Reyes hablan un idioma cuyas resonancias evocan armoniosas explosiones silenciosas y lentas de los universos celestes y otras nos inclinan, con la multiplicidad delicada de sus tonos y la riqueza minuciosa de sus texturas, sobre el universo minúsculo dibujado y pintado sobre las rocas, con oxidaciones y humedades, por los artífices del viento, de la humedad, del sol y de la lluvia.

¿A qué hablar, en esta oportunidad, de técnica, de oficio, de sabidurías de taller? Nada de todo eso es ajeno a Francisca de los Reyes, todo eso domina y ha estudiado con ejemplar consagración y con pasión durante años; todo eso advierte quien se detenga ante sus cuadros. Cada una de sus pinturas es un ajuste impecable de tonos y de superficies, de texturas y empastes, de ordenaciones, de ritmos, de equilibrios. Sobre tales decoros plásticos edifica sus mundos, estos mundos de sus cuadros con los que jalona su ardiente persecución de la poesía.

Córdova Iturburu

Texto del folleto de la exposición Francisca de los Reyes.