exposición

Jorge Demirjian: 15 años 1980-1995

30 de agosto - 01 de octubre, 1995

Jorge Demirjian: 15 años.

Por Raúl Santana
Director del Museo de Arte Moderno
de Buenos Aires.


Mostrar la producción de quince años de pinturas, y obras sobre papel de Jorge Demirjian, es destacar la característica de su obra: el rastreo consecuente de algunas obsesiones casi siempre presentes a lo largo de su trayectoria. No podemos en el caso de Demirjian pensar en un artista al que podríamos caracterizar -como a tantos artistas contemporáneos- de desplazarse horizontalmente por múltiples asedios formales. Su caso es el del artista que verticaliza, es decir, ha venido ahondando problemáticas expresivas y formales que ya estaban presentes en los inicios de su camino. En este sentido, Demirjian ha permanecido fiel a sus intuiciones, sin dejarse llevar por la multitud de planteos seductores que han venido floreciendo en su entorno. Y esto no quiere decir que su pintura no dialogue con el medio o no extraiga algunas transformaciones procedentes de él.
Las obras que hoy presentamos nos proponen un viaje singular, lleno de ambigüedades y cargado de extrañas resonancias. Como ya lo ha definido el artista, precisamente en estos quince años de producción, su principal interés es la figura tratada con una oscilación que deambula entre un contenido expresionista que asalta la anatomía humana y el ahondamiento psicológico que se demora en una cruda objetividad; esta singular fusión es lo que hace de las figuraciones de Demirjian una expresión muy persona.
Bacon decía que para pintar hay que amar u odiar al modelo, tal vez palabras extremas, pero algo de esta particular verdad pareciera estar presente en las obras de Demirjian; solo que a partir de un punto ingresamos no a la claridad de un sentimiento sino a una deliberada ambigüedad. Algo de sus personajes nos atrae del mismo modo que nos produce rechazo. Sus rostros difícilmente nos evocan lo humano reconocible: no se presentan como un "otro" que tradujera nuestra misma esencia, más bien se comportan como heréticas máscaras que hacen de su identidad una incógnita.
Estos personajes contundentes, herméticos, oscilan entre abiertos espacios naturalistas o simbolistas, pues pareciera que la memoria del artista apela -en sus necesidades formales- a distintos objetos, animales o emblemas para agruparlos ahí, generando un paisaje de fragmentos y superposiciones que nos traduce un sentimiento del mundo por lo general opresivo por las tensiones que se producen en la superficie. Reflexión e intuición, necesidad y azar, despliegan entonces su mejor partido: como en el jazz, de pronto un determinado timbre produce una estridencia que hace ingresar la música en otro cauce. Y es aquí donde la obra de Demirjian adquiere maestría: en su lucha constante sobre la tela con la opresión y la libertad, pues pareciera saber el artista que lo libre adquiere relevancia sólo en ese movimiento que también nos muestra la opresión.
El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires se siente orgulloso de mostrar hoy a este maestro de la pintura argentina que, consecuentemente y con toda potencia ha desarrollado una coherente y magnífica obra en nuestro medio.

R.S.
Julio 1995

Texto del catálogo de la exposición Jorge Demirjian: 15 años 1980-1995.
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