exposición

Gráfica por dos

19 de agosto - 04 de septiembre, 1994

Hace mucho tiempo que sabemos -varios siglos ya- que la pintura pasa más por lo mental que por una realización formal, más por los conceptos que contiene que por la manualidad. Incluso, hay artistas que han negado o limitado los conceptos de esta última a lo mínimo, casi prescindible. Es entonces en el mundo de la conciencia o del subconsciente donde el artista centra su creatividad y la manera de hacerla visible será ya no a través de objetos existentes y discernibles fácilmente, sino de otros creados para tal fin.
En muchos casos, esa creación se produce reorganizando lo que existe; tomando sus elementos fragmentarios y construyendo con esas partes un nuevo todo expresivo. Ahí es donde se sitúan estas obras de Estela Zariquiegui. Con los fragmentos de lo que preexiste en la naturaleza y en las cosas, elabora una realidad que se corresponde a la configuración de sus ideas y sentimientos. En vez de cargar en los objetos su intencionalidad expresiva, crea otros.
Puede decirse que la artista llega a ello tras una larga búsqueda que la ha ido emancipando del grabado -medio en el que se destacó desde muy joven- para elaborar obras únicas en técnicas mixtas que no excluyen al grabado pero que no están supeditadas a él.
Más allá de la variedad de elementos y de recursos con que conforma sus imágenes; de una dinámica de origen gestual, hay cierto dramatismo en su mirada que el color acentúa. Pero no hay desesperanza. En la persecución de estas esencialidades fugaces, inasibles, del ser que deviene conformándose en cada uno de nosotros en constante incompletitud, Estela Zariquiegui expone visualmente esa vivencia de lo contingente de la que el artista es un privilegiado.

Fermín Fèvre

Texto del catálogo de la exposición Gráfica por dos.
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