exposición

María Martorell: de la figuración a la abstracción

10 de mayo - 20 de mayo, 1990

Esta muestra retrospectiva de María Martorell nos convoca a una fiesta renovada de formas y colores, proyectos y recuerdos. La dificultad cierta de seleccionar obras, dentro de una producción consistente y abundante como pocas, fue también el acicate para indagar en el porqué y el cómo de cada acento nuevo, de cada motivo florecido en ondas, de cada diálogo entre curvas y colores imprevistos. Así, recorrer el largo camino desde las figuras primeras de la tierra que impresionaron el ojo joven de María, hasta el decidido triunfo de las geometrías líricas que conquistaron su alma siempre joven es avanzar por el rumbo de un arte cada vez más ensimismado, cada vez más espiritual, donde nuevamente -como quisieron los pioneros del siglo XX y como seguramente querrán los del siglo XXI- menos siempre quiere decir más.

ALBERTO G. BELLUCCI

Por primera vez, el Museo de Arte Moderno abre las puertas de su nueva sede a una muestra individual de un artista argentino. Si bien la elección de María Martorell fue una decisión de la anterior dirección, la asumimos como propia con la real convicción de que esta muestra retrospectiva es un justo reconocimiento a quien a lo largo de casi cincuenta años de fecunda labor, comenzó por la pintura figurativa para luego destacarse como cultora del arte geométrico en nuestro país. Al dar por inaugurada la muestra, reitero lo expresado en otras oportunidades: queda ahora al visitante, la percepción del hecho estético.

PROF. INÉS PÉREZ SUÁREZ
Directora General de Museos, a/c Museo de Arte Moderno

... Prolijos laberintos geométricos, trazados con ejemplar nitidez, cuyo diseño obedece a ritmos estrictos. El color está ahí en función del dibujo y contribuye a la singular ilusión óptica que emana de esas líneas exactas, cuyo ordenamiento hace pensar en una forma de poesía rigurosa, descarnada y esencial.

MANUEL MUJICA LÁINEZ, La Nación, 17/9/59, Buenos Aires

Para aquellos que no se conmueven ante una abstracción geométrica, estas obras pueden ser la excepción. Ellas no se sitúan únicamente en el campo de la ilusión óptica; tienen su pequeña magia que retiene la mirada...

ARTS, Mayo/Junio 1961 - New York

Rigurosa en su planteo formal, su obsesiva problemática de franjas ondulantes va inexorablemente cargada de vibraciones cromáticas que María Martorell arranca a su alma americana. Al calificar de americana a su alma estamos subrayando la relación espíritu-tierra base de toda cultura.
Si en el análisis puramente formal tendríamos que hablar de secuencias rítmicas, de invasión del espacio con sentido de la infinitud, en juicio más integral y ambicioso corresponde ubicar a M. Martorell como avanzada de una nueva conciencia en marcha que con firme raíz en la Tierra, es capaz de poner a nuestro alcance el mundo de las estrellas.


RAFAEL SQUIRRU, 1973, Buenos Aires

Pintura o inagotado manantial? Ambas cosas, misteriosa, mágica, extraña, e indivisiblemente juntas.

CÉSAR MAGRINI, Septiembre 1979, El Cronista Comercial

Generar un lenguaje que comunique una experiencia visual, sin caer en una infructuosa prolongación manierista sobre las formas geométricas y que no se repitan las ya conocidas es ya un suceso digno de destacar. El caso de María Martorell es uno de ellos.

ROSA FACCARO, 14/9/85, Clarín.

Las telas de María Martorell destacan un apoderamiento del color como necesidad expositiva y no como mero ejercicio decorativo. Cada tono está modulado en función de la totalidad, lo cual es lo primero que se impone al espectador en cada trabajo.

ALBINO DIEGUEZ VIDELA, 12/9/85, La Prensa.

Textos del catálogo de la exposición María Martorell: de la figuración a la abstracción.
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