exposición

Contorno y color. Hard-Edge Collection

20 de mayo - 17 de junio, 1981

Colección "Hard-Edge"

Esta colección de grabados, reunidos entre 1970 y 1973, agrupa a artistas canadienses que pertenecen a la misma familia espiritual y a la misma tradición pictórica.Este concepto de "hard-edge" no debe interpretarse aquí en el sentido restricto del término ya que se puede probar que no todos los grabados están, necesariamente, regidos por la problemática del "hard-edge".
Detallara las particularidades de una forma de arte es siempre una tarea difícil y el concepto del "hard-edge" no es una excepción. Su campo de validez es relativamente estricto pero se puede decir que sus características principales son la rareza y la simplicidad de sus formas así como el contorno preciso y el gran número de colores fuertes y contrastantes. Con el "hard-edge" hay un regreso al equilibrio y al orden premeditado.
Desprovista de mensaje o de exhibicionismo, la obra "hard-edge" no se refiere más que a ella misma y a su materialismo. Es evidente que en la clasificación de las formas de arte estos grabados pertenecen a la estética del formalismo. Al contrario de aquellas obras que explotan lo accidental, lo misterioso, lo oscuro, lo espontáneo y la libertad total de expresión, estos grabados atestiguan el hecho de que todos sus autores se basaron en una cierta claridad de forma.
Además es de notar que la economía de los medios adoptados no impide que este arte sea personal. La selección de contornos claros y bien definidos así como de colores puros no deja que este arte caiga en el anonimato. Es tan fácil identificar los grabados de los artistas geométricos abstractos Roy Kiyooka (n° 11 y 12), Santbergen (n° 41, 42, 43), Lacroix (n° 36 Y 37) y Harry Kiyooka (n° 7), por ejemplo, como es identificar los trabajos de los pintores líricos de la generación pasada. El uso de la pintura acrílica de colores puros tal como salen del tubo, de rodillos para aplicación y de cinta adhesiva para la obtención de líneas impecables son un ejemplo de técnicas al servicio de la única organización espacial totalmente precisa y clara.
Ni efectos de textura ni ninguna forma simbólica que pueda atraer y retener la atención se emplea aquí, como tampoco se usa ninguna diferencia entre línea y contorno pues los dos se han fundido. En contrapartida, estos trabajos tienen menos ambigüedad que aquellos de los artistas líricos abstractos.
Pero si por un lado los movimientos artísticos favorecen y estimulan las creaciones, éstas tienen una tendencia constante a romper y a desafiar los códigos que les dieron vida. En esta colección se puede observar a David Samila (n° 32, 33, 34), Jean Noël (n° 49 y 50), Gilber Marion (n° 27) y Fernand Leduc (n° 4, 5, 6) quienes, a pesar de permanecer racionales, ofrecen composiciones de una sutil sensualidad. Rita Letendre, por otra parte, (n° 20, 21, 22, 23) se desarrolla en la rigidez del concepto pues sus puntos triangulares agresivos, enraizados en la violencia del impacto sensorial, también irradian luz. A mitad del camino entre estas dos tendencias está Gordon Smith (n° 28, 29, 29) quien organiza en forma cuidadosa y minuciosa formas severas y redondeadas de acuerdo con la economía particular de cada unos de sus grabados.
A pesar de la restricción de la teoría y de las exigencias de la técnica, cada artista define sus acciones de manera específica. Serge Tousignant (n° 38, 39, 40) utiliza el plástico doblado; Hurtubise (n° 1, 2, 3) se concentra en la serie y la repetición y Gaucher (n° 16, 17, 18) usa un relieve de la más austera naturaleza.
Al igual que con cualquier expresión estética que manifieste coherencia y que haya alcanzado un cierto grado de desarrollo –y esto es sin duda lo que se ve en esta colección– el problema de la génesis surge siempre. Como en casos semejantes, estas cuestiones nunca son simples. La aparición de la abstracción geométrica en Canadá se debe a aportes extranjeros tanto europeos como americanos. La abstracción geométrica y el "hard-edge" tienen antepasados tanto lejanos cuánto dispersos en el espacio y en el tiempo. 
Ya en la época de Gauguin se hicieron pinturas en que se usaron prácticamente sólo colores básicos. Cézanne "portrays" la naturaleza revelando su estructura por medio del uso de conos, cubos y cilindros. Matisse, Kandinsky, Malevitch, Mondrian y Delaunay cada uno en su propio estilo trataron de usar un lenguaje pictórico auténtico eliminando todo lo que fuera superfluo y todo aquello que pudieran encubrir lo específico.
En Canadá no deberíamos subestimar el grado en que el espíritu de protesta influenció a los Plasticiens en Montreal alrededor de 1955; ellos estaban ansiosos por servir de contrapeso a la exuberancia tajante de los Automatistas encabezados por Borduas. Cuando éste partió para Nueva York el grupo comenzó a desmembrarse y los Plasticiens presentaron entonces una solución alternativa. En el manifiesto que publicaron en 1955, defendían "la depuración incesante de los elementos plásticos y de su orden", así como "las formas perfectas dentro de un orden perfecto". Sin lugar a dudas que los Plasticiens proponían un nuevo espacio pictórico que eliminara toda la profundidad y toda la analogía con el espacio no pictórico. La tri-dimensionalidad anterior dió paso a la bi-dimensionalidad de la superficie. Casi liberado de la forma dibujada, del color, tal como el espacio, conquistó su propia autonomía.
Entre los artistas que han pasado a formar parte del primer grupo de Plasticiens, Claude Tousignant (n° 44) y especialmente Molinari (n° 35) dieron una atención especial a las obras de Mondrian y a las investigaciones que al mismo tiempo hacía un pintor americano Barnett Newman. Fernand Leduc disidente del grupo Automatista, fué menos radical que sus colegas y supo comprender e interpretar la lección del francés Herbin. Otros artistas que no estando totalmente dedicados al "minimal arte", aunque conservando una verdadera afinidad con este espíritu de severidad, enriquecieron el movimiento con su aporte personal. Entre ellos están los ex-Automatistas Barbeau y Rita Letendre (n° 20, 21, 22, 23), seguidos por Hurtubise (n° 1, 2, 3) y Gaucher (n° 16, 17, 18, 19), habiendo hecho este último su debut en el arte del grabado.
Los factores que favorecieron la aparición del "hard-edge" en estas regiones además de Quebec, son aún más difíciles de enumerar que en el caso de los "Plasticiens". Sin embargo, se ha acordado en dar una importancia especial a la influencia de los Talleres de Emma Lake organizados por la Universidad de Saskatchewan. A partir de 1955, los artistas canadienses comenzaron a reunirse en el verano con artistas eminentes o bien con críticos americanos, como lo hicieron en 1959 con Barnett Newman y en 1962 con Clement Greenberg. (Ya en 1957, Greenberg, teórico de la pintura norteamericana, se había reunido con pintores de Toronto). En Emma Lake residieron en 1963 Kenneth Noland, en 1964 Jules Olitski y en 1968 Stella. Entre los que participaron en estas reuniones, Roy Kiyooka (n° 11 y 12), Takao Tanabe (n° 45, 46, 47, 48), Jack Bush, Kenneth Lockhead y muchos otros se inspiraron en la obra de estos norteamericanos y de regreso a sus regiones respectivas estimularon por su turno a los que los rodearon con sus enseñanzas y sus obras. Roy Kiyooka se sintió atraído por esta corriente artística y alrededor de 1960 abandonó la pintura de acción para entrar en la geométrica donde usó por mucho tiempo el tema oval, como se puede observar en esta colección. Bodo Pfeifer, por su parte, reconoce lo que se le debe a Kiyooka, su profesor en Vancouver. De hecho hay una relación entre los "gouaches" de Holmes (n°31) y los grabados de Tanabe, Gordon Smith (n°28, 29, 30), Pfeifer (n°15) y Jorgensen (n°24), todos ellos artistas del oeste del país. La organización de formas geométricas, círculos, cuadrados y rectángulos los atrae de manera especial, mientras que los artistas de Montreal trabajan más las vibraciones y los efectos cromáticos.
Una nueva tendencia fuera del Tachismo y del expresionismo abstracto se arraiga en Canadá. Tanto en el este como en el oeste, la opción formalista ya sea conocida como geométrica, "hard-edge" o arte mínimo, posee una amplitud y riqueza jamás igualada por ningún otro movimiento pictórico del Canadá. En este movimiento algunos nombres son más prominentes que otros. No hay duda de que en el este, Molinari surgió como exponente principal ya fuere en su papel de teórico como de creador trabajando dentro de los parámetros formales más estrictos.
Sería arriesgado tratar de establecer relaciones cuando intentamos ubicar esta forma de arte en el contexto geográfico y social al que pertenece, pues las hipótesis son tentadoras. Con frecuencia se oye citar las vastas extensiones del Canadá y de los Estados Unidos como responsables de las grandes superficies de la pintura actual, pero siendo el grabado un arte de menor escala y más bien intimista, no permite el empleo de grandes superficies. Para un mismo artista la estructura de su obra ya sea un lienzo o un grabado es totalmente intercambiable.
La escritura pictórica no cambia. Muchos artistas cuyos grabados están aquí son, ante todo, pintores y digamos de paso que ellos han accedido al grabado sólo de manera secundaria. Su campo de investigación es el lienzo. El grabado es solamente la confirmación de un camino ya trillado por el éxito.
Aquí encontramos una desmaterialización del espacio que es la particularidad de esta forma de arte la cual atestigua la evaluación de las formas y el desarrollo de estilos de acuerdo con su lógica interna. El "hard-edge" es el resultado de una serie de enfoques basados exclusivamente en el medio artístico en el cual las influencias externas se ejercen sólo a través de las más complejas mediaciones. Esto no quiere decir que este arte sea marginal y que constituya un ejemplo de arte por "el amor al arte". Todo lo contrario. El ha brindado a la estética industrial y al dibujo contemporáneo un vocabulario, un conjunto de formas y la utilización de colores fuertes que han sido utilizados con provecho y que han tenido un efecto evidente en la creación de objetos y de un ambiente visual en los últimos quince años.
Con toda honestidad estas composiciones de forma y de francos colores han generado en los que han entrado en contacto con ellas una admiración por la pureza plástica y el goce de la obra de arte a través del elemento pictórico únicamente, apreciado sin referencia a nada externo a ellos mismo. En esta fiesta para la vista, el color, a través del dinamismo infundido aquí, se enorgullece de su posición modulada y pujante, luminosa y sensual.

Laurent Lamy

Traducción del texto del catálogo de la exposición Hard-Edge Collection en Canadá.



















 
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