exposición
Karim Makarius
26 de mayo - 13 de junio, 1976
Tapa del catálogo de la exposición "Karim Makarius"
KARIM MAKARIUS
Karim Makarius ha ingresado con paso firme en el ámbito de la pintura. Su seguridad, sin embargo, no lo exime de buscar constantemente nuevos planteos que en parte resumen sus experiencias anteriores y en parte lo incitan a descubrir posibilidades. Un temperamento más bien reflexivo el suyo, indagador, estimulado por su extrema juventud, la cual aporta la frescura de una vivencia afinada que no satisface con cómodas soluciones. Que prefiera eludir el apoyo de los datos figurativos de la mera realidad nos indica que entre ella y su propia creación, el pintor interpone un tamiz, una manera de detener formalmente el devenir a que está sujeta toda cosa, todo ser. A pesar de ello, ese tamiz deja pasar imágenes cotidianas, bajo el aspecto de soles divididos, aplanados, o de espinosas vegetaciones radiografiadas. También, en el ensamble vivaz de los planos y los colores, que armoniza con la habilidad de un entretejido musical, irrumpen estrías desconcertantes. Podría pensarse que esas franjas tienen que ver con señalizaciones, recuerdo quizás impensado del entorno urbano. Su presencia, cualquiera sea el origen, y dentro de los ritmos mesurados de que hace gala en general la composición, nos habla de una inquietud que está bien exista, que se manifieste con esa nota agresiva, inesperada, Karim Makarius es un estudioso de la forma, de los problemas de la abstracción. Asi lo evidencian sus pequeños temples, que a veces acompañan diminutos libros en los que vuelca frases o modo de sentencias, mostrándolo siempre activo, pendiente de su vida interior, que se adivina pujante.
¿Qué más podríamos pedirle ahora que mantener esa intima concentración, que abreva en un sentimiento tímidamente majestuoso, en una reflexión fortalecida por el continuo aprendizaje y por la natural riqueza de su personalidad? Sus pinturas actuales nos lo muestran resuelto y expectante, con una indiscutible solidez básica, fértil campo donde fructificará, no me cabe no me duda, Su medida siembra.
GUILLERMO WHITELOW
Junio de 1975
Texto del catálogo de la exposición Karim Makarius.
Karim Makarius ha ingresado con paso firme en el ámbito de la pintura. Su seguridad, sin embargo, no lo exime de buscar constantemente nuevos planteos que en parte resumen sus experiencias anteriores y en parte lo incitan a descubrir posibilidades. Un temperamento más bien reflexivo el suyo, indagador, estimulado por su extrema juventud, la cual aporta la frescura de una vivencia afinada que no satisface con cómodas soluciones. Que prefiera eludir el apoyo de los datos figurativos de la mera realidad nos indica que entre ella y su propia creación, el pintor interpone un tamiz, una manera de detener formalmente el devenir a que está sujeta toda cosa, todo ser. A pesar de ello, ese tamiz deja pasar imágenes cotidianas, bajo el aspecto de soles divididos, aplanados, o de espinosas vegetaciones radiografiadas. También, en el ensamble vivaz de los planos y los colores, que armoniza con la habilidad de un entretejido musical, irrumpen estrías desconcertantes. Podría pensarse que esas franjas tienen que ver con señalizaciones, recuerdo quizás impensado del entorno urbano. Su presencia, cualquiera sea el origen, y dentro de los ritmos mesurados de que hace gala en general la composición, nos habla de una inquietud que está bien exista, que se manifieste con esa nota agresiva, inesperada, Karim Makarius es un estudioso de la forma, de los problemas de la abstracción. Asi lo evidencian sus pequeños temples, que a veces acompañan diminutos libros en los que vuelca frases o modo de sentencias, mostrándolo siempre activo, pendiente de su vida interior, que se adivina pujante.
¿Qué más podríamos pedirle ahora que mantener esa intima concentración, que abreva en un sentimiento tímidamente majestuoso, en una reflexión fortalecida por el continuo aprendizaje y por la natural riqueza de su personalidad? Sus pinturas actuales nos lo muestran resuelto y expectante, con una indiscutible solidez básica, fértil campo donde fructificará, no me cabe no me duda, Su medida siembra.
GUILLERMO WHITELOW
Junio de 1975
Texto del catálogo de la exposición Karim Makarius.