Coinciden críticos de renombre en que las formas vivas del arte son aquellas que, de pronto, nos sorprenden por lo inesperadas; aquellas que actúan en nosotros como despertadores. En cambio, el pseudo-arte sería el compuesto por fórmulas que obedecen a nuestro sistema de tradiciones, hábitos y estilos coagulados; los que nos adormecen en la tranquilidad.
Elvira Lovera, joven y prestigiosa grabadora argentina, practica un arte vivo y experimental; de ahí su auténtica modernidad.
La palabra experimental tiene aquí un significado muy concreto; es la actitud, en virtud de la cual, el artista penetra en el mundo de las nuevas formas para estudiarlas de cerca y buscar posibilidades hasta entonces desconocidas.
Su actitud se convierte así en un acto de acercamiento e interrogación, para un contacto activo y dialogante con la materia, porque la obra no nace en la mente del autor independientemente de su realización física, sino como hijo de los medios empleados.
Las artes gráficas han sufrido en los últimos tiempos una aceleración y un incremento inusitados en lo que se refiere a normas y procedimientos.
Al apartarse de los métodos convencionales, Elvira Lovera entra decididamente en los dominios, casi inéditos, del denominado "Mec-Art", del arte que se manifiesta por medios mecánicos, cuyos antecedentes más valiosos son los diseños a pluma realizados por computadores, los crayones electrónicos, las máquinas de escribir programadas que dibujan por medio de signos, letras y cifras, los pantógrafos de relieve y los robots pintores de Jean Tinghely.
La fotografía, medio también mecánico, ha ingresado recientemente en el campo de las bellas artes; artistas de la talla de Rauschenberg, Jasper Johns, Motherwell y Lichtenstein, entre otros, la utilizaron en sus litografías, serigrafías y collages.
La cámara "interpreta" el paisaje y las figuras a través de su pupila autómata y neutral; después, una trama, dilatada artificialmente, transforma el dibujo en un espectro puntillista de grises y negros que, mediante la pantalla serigráfica, es impreso sobre un sostén de material plástico opaco o transparente. Por último, un aparato termo-transformador dará forma y relieve a la placa, portadora definitiva del diseño.
Debemos considerar al "Mec-Art como un elemento artístico típico de nuestros días no remisible al pasado, que muy bien puede ser tomado como paradigma de toda una situación existencial del hombre actual; un revelador de las tendencias, las expectaciones y las premoniciones que engloban gran número de las constantes de nuestra época.
FERNANDO LÓPEZ ANAYA
Texto del folleto de la exposición Elvira Lovera: grabados.